jueves, 17 de junio de 2010

Un escrito antiguo, y un sueño antiguo

(A Del. y a Ub.)


La ciudad está vacía, y abandonada, las ruinas se desmoronan, no se escucha el canto de un pájaro, por el suelo se desparraman blandamente los edificios antes rígidos y estáticos, los pedruscos afilados se hallan en el suelo y el polvo, los arcos de los edificios parecen apoyarse unos contra otros para no caer pero se desmiembran, y se resquebrajan las paredes tiesas. Pero más allá de los muros rotos está la selva negra oscura indescifrable, con sus árboles enormes intrincados, y no puedes pasar por ella y no puedes sentirte a gusto en ella, y no puedes ser la Selva, pero sus ramas y alimañas primigenias te dan miedo y no te atreves a salir, “tras los límites de nueva orleans empieza el corazón de las tinieblas”. Y caminas y piensas en espejos y todo parece extremadamente deformado y alargado, como una boca abierta saliendo de todo, una cara gris que se halla sobre los muros derruidos, un manto gris que cubre el suelo lleno de rocas y escoria.

Te levantas por la mañana y vas al trabajo, y un día sí y otro también, aunque ya no hay otras personas ni hay trabajo, pero tú no tienes lágrimas en los ojos, y te encuentras en condiciones, (como una chica gótica con el pelo teñido andando por un enorme pabellón lleno de otras personas similares en ciertos aspectos a ella, iluminada por el sol claro de la tarde que se cuela entre ventanas rectangulares arriba, y bajo la bóveda parece que está hablando con otra persona que se halla a su lado pero el fondo de su mente está en otra parte y en otro mundo). Y tienes que ocupar tu tiempo y trabajas sin lágrimas con esfuerzo en intentar montar todo eso, las rocas una encima de otra, como en una orgía vespertina y lloro al ocaso pero en cuanto ves que los ladrillos jamás volverán a estar como estaban te sientas y miras la ciudad derruida mil veces. Entonces, subiendo una escalinata y cruzando sobre un arco ves a una persona, pero no ves su rostro. Y empiezas a seguirla por entre paredes venidas abajo y piedras, mas te das cuenta de que parece que sabe que la sigues y corres tras ella y ella sólo acelera un poco el paso, y saltas un par de arcos caídos y le coges del hombro y se da la vuelta y ves que es una mujer, pero al mismo tiempo tiene tu rostro, y eres tú.

Y te quedas extremadamente chocado y no sabes cómo responder, entonces miras a los ojos de ella que son los tuyos y ves escrito en una pared reflejada en ellos una inscripción con sangre: "Speak to me of summer, Long winters longer than time can remember, Setting up of other roads, Travel on in old accustomed ways". Y la abrazas y te abrazas a ti mismo porque sabes que no es real, que estás soñando, y en el fondo la escena es casi perfecta para un cuadro, en lo alto de un remolino de campanario derruido con el fantasma de las palomas bajo el sol anciano, y la Selva Negra arrumando la ciudad por todos lados como un lecho de olas.

3 comentarios:

Cörvus dijo...

Gracias cielo.

Ya sabes...
Y gracias por preocuparte,llamar,por las palabras y los ánimos.

Y felicidades,sobre todo eso,felicidades.Ay que ver qué rápido pasa el tiempo...cuánto hemos cambiado,y a pesar de todo...

Seguimos de la mano.


Te quiero,chico pez.

17.

_Greed_ dijo...

Éste relato me gusta especialmente, más que otros cuantos :D, te felicito por él.

Unknown dijo...

: )