miércoles, 13 de julio de 2011

Crónicas I

Cuando ya no quedaba ninguna esperanza y el mundo se hallaba sumido en la oscuridad, los clérigos rezaron. Dicen que, al caer la noche, al sur, pudo verse otro sol, como una especie de explosión luminosa que ya jamás se apagaría hasta que, más tarde, se fueran para siempre.

Poco después, y, al día siguiente, la guerra empezó. Pero nadie, ningún historiador, ha podido consdatar que se tratara realmente de una guerra. No lo era en absoluto. Aquellos seres se desplazaban por el aire como si éste les impulsara, poseían alas pero no las movían, despedían tal luz que ningún arquero era capaz de dañarle. Las alimañas que acosaban a los hombres eran recluidas para siempre a los abismos, todo aquello que albergara mal en su corazón era inmediatamente doblegado.

No hubo batallas memorables. No hubo pausas, tampoco. Hay quien opina que toda la "guerra" fue una Gran Marcha, una procesión de encantos imposibles ante tanta atrocidad. Pero lo cierto es que aquellos encantos, ante los que cualquier poeta se hubiese rendido para siempre, no eran en absoluto clementes o bondadosos con sus enemigos. Mientras "marchaban", levitando sobre los campos de batalla, mostrando apenas un gesto de desprecio adivinado en sus ojos, miles de criaturas imperfectas morían a su paso. Arrasaban todo aquello que no fuera como ellos, todo lo que no reconociesen como a un igual. Una serie de sortilegios, de rayos, de encantos y de poderes se desataba a su alrededor sin que ellos hicieran siquiera un gesto, y todos caían rendidos, muertos, a sus pies.

Eran, todos ellos, una fuerza purificadora puesta al servicio de los hombres, para encaminarlos hacia algún fin, todavía hoy desconocido.

sábado, 9 de julio de 2011

El místico

Dices, amigo, que te llevarás al pajarito. Y yo te digo que bien, solo que tendrás que comprar sus sueños de volar, de viajar y de ser feliz, destrozar su autoestima y hacerle creer que tú eres su salvador, y ni aún así estarás satisfecho, pero quizá esa sea la mejor forma de tener pájaros, en lugar de la mía, donde sólo cómen de mis ojos y se marchan, raudos, volando.

martes, 5 de julio de 2011

VII

"Tengo que dejar de hablar contigo" Piensa Variënnes.

"Tiene que serte demasiado fácil leerme el pensamiento. Tienes que estar viendo tu caída cuando me ves, tienes que estar sabiendo desde el principio quién soy. Pero me dejas vivir, y lo que es peor, me dejas vivir a tu lado."

"En todo momento sabes que soy humano. Y en todo momento ves todo mi pasado. Y me ves haciendo cosas tan poco dignas de tí que... que me avergüenzo y lloro de sólo pensarlo, pero aquí estoy, una vez más, y aún no me has aniquilado con tu mirada."

"¿Y no me ves constantemente deseándote, deseando atar para siempre tus alas, agrandar mis brazos y empujarte contra mí, para siempre, al suelo de los mortales?"

"Antes bien, tu mirada, aunque fría, sigue mostrando una belleza infinita para mí."

"A lo mejor estoy muerto. A lo mejor llevo muerto miles de siglos, y para mí sólo ha pasado un instante contemplándote"

lunes, 4 de julio de 2011

Terror

Hoy he soñado contigo. Ha sido el mejor polvo que he tenido jamás, ninguna realidad será capaz nunca de igualarlo siquiera.

Pero había una cosa, que, como una espinita, me pinchaba en las sienes. Yo la sentía vagamente, y como un animal continuaba empujándote contra la cama, pero sentía la espinita en las sienes, cada vez más presente, como advirtiéndome del peligro.

Fui a darte la vuelta para verte la cara y ya no tenías cara, eras un horrible maniquí de sueño.

viernes, 1 de julio de 2011

J...

¡Ah! Los hombres tuvieron a bien llamarte de esa manera; así tenemos todo un mes para adorarte.