Una batería marca el ritmo de los robots, que chirrían en el gran almacén. Vienen de acá para allá, pasan al lado suya e ignoran aquella cosa que se halla situada en el centro de la sala. La batería es sintética -también lo es la melodía- y lo único natural, la voz de la mujer que canta (apreciación robótica, un humano opinaría que grita).
La mujer canta, pues, varias frases repetitivas, destinadas a resonar amplificadas en cada lugar de la gran ciudad, en la soledad del futuro, en el silencio de los chirridos metálicos y las máquinas descerebradas.
"Nadie me ama, nadie me ama... "
5 comentarios:
me suena
Pooobre D:
IT'S TRUEE XDD
A partir de ahora, cada vez que la escuche, revivirá en mi mente una grata distopía
seguro que era bella
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