miércoles, 8 de septiembre de 2010

In-comunicación

Una batería marca el ritmo de los robots, que chirrían en el gran almacén. Vienen de acá para allá, pasan al lado suya e ignoran aquella cosa que se halla situada en el centro de la sala. La batería es sintética -también lo es la melodía- y lo único natural, la voz de la mujer que canta (apreciación robótica, un humano opinaría que grita).

La mujer canta, pues, varias frases repetitivas, destinadas a resonar amplificadas en cada lugar de la gran ciudad, en la soledad del futuro, en el silencio de los chirridos metálicos y las máquinas descerebradas.

"Nadie me ama, nadie me ama... "

5 comentarios:

Ripser dijo...

me suena

Cristina Domínguez dijo...

Pooobre D:

_Greed_ dijo...

IT'S TRUEE XDD

Manuel dijo...

A partir de ahora, cada vez que la escuche, revivirá en mi mente una grata distopía

Layne dijo...

seguro que era bella