viernes, 24 de septiembre de 2010

Arábigas III

Dulces telas tapaban su bello rostro, pero el príncipe podía ver más allá de ellas. Muchas personas creían (y creerían) que las mujeres eran las únicas personas que llevaban telas para ocultarse, pero esto no era del todo cierto.

Las personas se podían esconder detrás de muchas telas, así como el propio califa se engalanaba con las suyas, ricas, extraídas de los más exóticos países. Sin sus telas no eran nada, se tapaban las virtudes y enrojecían al instante.

El príncipe sabía que todas las personas amaban las telas... mas el amaba más a las personas, para desgracia de muchas.

3 comentarios:

Cristina Domínguez dijo...

Mucha gente usa telas.

Alas Daëva dijo...

Todos andamos vestidos, nos vestimos para andar, dicho sea de paso...pero no se yo si es que no estamos en verdad hechos de lo mismo con lo que creemos taparnos...
¿son cosas distintas forma y contenido?


Aquí ando buscando ese algo de ficción y verdades leves,como me dijiste... un paseo curioso y amable por tu blog :)

me pasaré más por esta puertecita abierta!

_Greed_ dijo...

No obstante, espero que la Eternidad no me recuerde por esta (ni por otras muchas) entrada.