jueves, 11 de agosto de 2011

Fábula

Allí había una puerta. Sólo eso. Una simple puerta de madera. En medio de aquel prado, una puerta de madera. El Rey la señaló, y le ordenó abrirse. La puerta no hizo nada. Pero él era un hombre firme y no dejó de ordenarlo, ni de esperar que se cumpliese su orden. Cuando ya había formulado la orden de todas las maneras posibles, llegó a arrodillarse y a suplicar. El Rey jamás pudo cruzarla, ya que ella era sorda a toda súplica. Era una puerta.

Cuando el Rey murió, de hambre su estómago acuciante, entonces la puerta ya no fue más una puerta de madera, sino que de oro se llenaron sus bordes, su pomo adquirió una forma majestuosa y pasó pronto a llamarse la Puerta Real, para escarnio de la familia del Rey.



2 comentarios:

_Greed_ dijo...

Al igual que el popular anuncio de cerveza; la razón por la que esta historia se llama "fábula" es que...

No la cuenta un ser humano.

Alberto Ruiz dijo...

Hoy dia abundan los "reyes" como este, triste pero cierto... Lo malo es que ningun escarnio parece ser suficiente para ellos.

Saludos y suerte.