lunes, 8 de agosto de 2011

Ensoñaciones fantásticas

Has cometido un gran error. (Hablaba con una voz perfecta, carente de emociones. No delataba arrogancia. Sólo había una gran certeza en sus palabras.)

Yo había trazado una línea y tú sabías que no debías cruzarla. (Mientras ella hablaba, él manejaba sus conjuros. El escudo mágico, la chorreante daga de fuego, los potentes tornados. Chillaba y se movía de un lado para otro, insultándola. Pero la voz de ella, serena, era mucho más potente.)

Tú has construido un mundo de la nada. Tú has dado vida a muchas cosas, tú has sostenido la fe de muchos mortales. Has sido un héroe para la humanidad. Has sido recto en tus negociaciones, has sido fuerte en tus planes. Tú eres, en realidad, el humano perfecto del que yo hablaba. Pero hay algo que nos diferencia. (La única vez que la humanidad vería moverse un ápice a aquel ser sería aquella. Sus brazos se movieron como si tensaran un arco, y de inmediato la flecha de la culpa lo golpeó en las sienes, atravesando todo artificio.) 

En un mundo justo, jamás habrá perdón para tanta maldad.

(Y así acabó sus días el Gran Mago, el azote de dioses, con la cabeza abierta y sus cabellos ensangrentados, con miles de gusanos devorándole casi al instante, en el suelo su cuerpo carente ya de toda magia. Pulverizadas la fama y el poder, toda su historia reducida a su esqueleto. No habría funeral ni nadie que llorase su pérdida. En pocas horas, sólo sería un esqueleto, y quizás, durante siglos, poco más que un cuento para asustar a los niños. El alma se le había escapado en un suspiro de sorpresa, como si de repente hubiera recobrado la cordura y se hubiera dado cuenta de la insolencia de su acción; Él podía haberse enfrentado a dioses, pero no a seres carentes de todo pecado.)

1 comentario:

_Greed_ dijo...

Alguien, algún día, dirá: Ah, ese que escribía sobre cosas fantásticas, como magos, seres perfectos, dioses, y todo eso.

Y yo me revolveré en mi tumba de sólo pensarlo.