lunes, 29 de noviembre de 2010

¿Tú has visto... ?

 (Léase entonada, con pausas)

Mientras Grenaleoueieaou habla de algo que ya ha dicho más de tres veces en la misma conversación, mi alma se abstrae y empieza a cansarse de mi cuerpo. Pero sigo escuchando su vocecita, G... está tratando de provocar una impresión o algo así en sus oyentes. Sus oyentes están cansados porque tienen ganas de hablar para ser ellos quienes manejen las emociones de los demás, y por debajo de toda la capa de la fría cortesía, aquellos seres lo único que desean era seguir hablando.Y todos quieren opinar:

>> ¿De qué tema vamos a opinar hoy? ¿Quieres hablar de física cuántica mientras devoramos el cadáver de un cerdo? Está bien, pero no, hoy prefiero hablar sobre aquel libro que no me he leído, como tú si que lo has hecho puedes destriparme el final, que no va a servir de nada pero por lo menos estaremos hablando de algo y te crecerás un poco, lo justo para que me llegues a la altura de las manos y te pueda cortar el césped de la cabeza. Bueno, es cierto, también podemos hablar sobre la última teoría médica, o matemática, y refutarla como si nos hubiéramos pasado años estudiándola.

>>No, no, yo quiero opinar sobre los sentimientos de los demás, o sobre la justicia. Quiero hablar y al fin y al cabo quiero divagar, si bien eso no nos va a llevar a ninguna parte, lo único que nos va a llevar es a hablar más. ¿Te lees mi blog? Sé que en realidad no quieres leértelo, pero yo voy a quedar mejor que nadie diciendo que tengo blog y bueno, tú me pasarás el tuyo, me leeré las entradas más cortas y te comentaré sin pensar en lo que te importe que te comenten, o igual no te comento nunca porque lo único que me interesa es que te lo leas (o que no te lo leas, qué más da), y me digas lo bueno que soy. Eso es lo único interesante, que me digáis lo especial que soy. Mira, mira, soy especial. ¿Que no me lo decís? Pues voy a lograr que me lo digáis, espera, espera, aquí viene más verborrea...

Cierro los ojos y abro el silencio. Me hastía la gente hablando, odio el sonido de mi voz. Odio las letras que escribo cuando más tarde las miro, sólo me gustan las que se miran como vómito.

Amargo luto para las ideas muertas. (Esto es, para todas)

¡Silencio, irreverentes!

1 comentario:

_Greed_ dijo...

Y con esto mi aportación en El Cadalso estará silenciada durante una semana, por respetuoso y fiel luto, así como rabia, odio, orgullo herido, y todas las sensaciones y sentimientos morbosos que queráis o podáis pensar.

Pero que conste que ese silencio es parte planificada de esta entrada, ya que sin ese silencio por mi parte esta entrada estaría incompleta.