miércoles, 19 de octubre de 2011

Cuando terminó su colección de monedas de un céntimo, todo el cobre de la tierra se había acabado, de modo que no quedó nadie para leer en twitter su hazaña. Y eso, extrañamente, lo hizo feliz.

2 comentarios:

Ripser dijo...

Sólo entonces entendió que la ausencia de policías para guardar su colección era en esencia una bendición

Unknown dijo...

Que criticos que estais con las redes sociales, y yo voy y me hago un Twitter...