lunes, 24 de octubre de 2011

Cuando llegó a mi buzón una postal con la dirección equivocada pensé en devolverla, pero luego se me ocurrió que podía estar envenenada, así que obsesa chupé todas sus esquinas.

1 comentario:

Cristina Domínguez dijo...

Me encanta, qué mejor forma de empezar el día que lamiendo una carta con la ilusión de que esté envenenada.