Tanto tiempo se dedicó a prepararse psicológicamente para la derrota, y sin embargo, la victoria había anulado cualquier tipo de respuesta. Ni siquiera él se lo había esperado. Y ahora miles de cámaras se abalanzaban sobre él ya, y como un resorte:
- Está bien, no hay de qué preocuparse. Nuestros campos han sido asolados, el enemigo es fuerte y medio país ha sido destruido, pero la rendición ya está siendo pactada por nuestros generales...
El país implosionó en una marea de desesperación e histeria. ¿La gloriosa Flota derrotada? ¡El presidente hablando de rendición... ! Oleadas de pánico sacudieron a la multitud, y, al día siguiente, ellos llegaron, sin armas y sin aliento, para conquistar los restos de la muchedumbre armada, sí, pero completamente desolada.
1 comentario:
Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!
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